Días buenos. O lo que sean. O como vengan.
La neurona se ha
despertado en modo "no estoy pa ná". Sin ella me siento vacío, no
soy nadie, polvo en el viento. El cuerpo es una marioneta sumiso a sus deseos. Un autómata a merced de
costumbres y hábitos. Los minutos del día se consumen mientras hago lo posible
por regar un jardín en el que florezca algo nuevo hoy. El viento lo puede
todo, despeja o arrastra tormentas. Disuelve en su cuerpo sueños o regala
perfumes a tierras lejanas. Puede acallar gritos o hacer oíble cualquier
susurro. Despejar dudas o enmarañar pensamientos. Trastorna o apacigua. Tan
invisible como el amor, tan incuestionable como el humo que asfixia mis
pulmones. Y yo, brizna de polvo a su
merced, divago mientras vago por rincones
que sólo él posee conocer, disuelto en su esencia que aviva fuegos,
engrandece olas o transborda tierra de un lugar a otro. Lo inmaterial siempre
es más poderoso que lo perceptible. Como mi neurona lo es sobre mi cuerpo.
Que el fin de semana os sea lo menos imperceptible posible.
Me gusta tu texto!! :-)
ResponderEliminarMe alegra. Muchas gracias, por leerme y por comentar. Acabo de visitar tu Camino Entusiasta. Me ha gustado...volveré para caminar con más tiempo por allí. Un saludo.
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