"Lo verdaderamente importante nunca se dice".
Las palabras que no salieron de la
boca no dejaremos nunca de repetirlas en la mente. Quedan atrapadas en nuestro interior,
circulando por nuestras venas, volviendo de tanto en cuando a navegar entre los
pensamientos. Rechinan como animal enjaulado que necesita liberarse, golpeándose y desgarrando su ser hasta desangrarse. Se alimentan de nuestro
presente robándole minutos, atención y paz. Se convierten en cadenas,en
arrugas que denotan nuestra vejez. En heridas sin cicatrizar que el alma no
podrá ocultar. Estigmas que el paso del tiempo jamás borrará. Callamos por no
discutir, o por no causar dolor, o porque pensamos que no merece la pena y,
con el tiempo, el mutismo, se vuelve en un silencio atormentado.
Estooo…será mejor que no me lo calle. Así que…que tengáis un “muy hablado día”.
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