martes, 23 de julio de 2013

Porque las cosas cambian.



   




  Hoy se obró el milagro. La cuadratura del triángulo se ha completado, y aparecieron las cinco patas del gato. El cielo se ha desenladrillado solo, sin necesidad de nada, ni nadie,  y se me hizo la luz.  La noche eterna ha desaparecido, quedando en el cielo lo básico y necesario para mi existencia: la luna llena. 

Hasta la neurona le ha dado por abandonar su hibernación y ha hecho acto de presencia. Tengo que reconocer que ya la echaba de menos, y ha aparecido en un momento clave. De esos que conforme se producen te invade la certeza de que tu vida va a cambiar por completo. Tengo que darle las gracias, sin su ayuda no hubiese logrado nada.


    Pues eso…que aquel desvío en el camino que tomé hace unos meses, dejando de lado formas, paisajes y decoración que me suponían una carga (o que simplemente necesitaba ir solo) comienza poco a poco a tomar una nueva luz. Sabía que aquel no era hijo mío. Que no era la vida que debía vestir y educar. Que mi futuro se basaba en peinar, jugar y alimentar otro libro distinto al que estaba escribiendo.


     Ni que decir tiene que doy las gracias a esas pocas personas que siempre han confiado en mí. A pesar de todo. No es mi intención hacer un alegato sobre la valía de lo que soy, o lo que puedo llegar a ser, o desfogarme contra quien no ha sabido entenderme ni comprenderme.  Sé que hay decisiones que son difíciles de comprender por los demás, pero que son vitales para ti. Por mucho daño que pueda llegar hacer. Supongo que para conseguir un mismo objetivo, cada persona debe actuar en consecuencia con su forma de ser y sus circunstancias. Cada uno debemos encontrar nuestra forma de caminar, y el ritmo de los pasos. Aunque sea con unas formas distintas a las que creen esas personas que conformaban “tu mundo”. Aunque ello suponga “deshacer tu mundo”. Aunque en tu despertador  cada día suene el “qué solo estás”.

    En fin… que esta noche la luna está menos llena que ayer, pero más que mañana. Y yo solo espero que, mi vida, que está más llena que ayer, lo esté, aunque sea sólo un poco, menos que mañana. Buenas noches…

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