Una de las cosas que más me gusta hacer es
viajar en coche sin rumbo, por la noche, escuchando música...
Me gusta ver el blanco y negro de la carretera, el cambio de luces de las estaciones de servicio, el guiño en los distintos matices de los neones a mi paso. La sensación de dominar el mundo. De que nada te puede atrapar. Ir, sin más. Sin más destino que el de no pensar. Sin más motivo que el de sentirse libre de cualquier soledad. Sin más razón que dar sentido a que ese momento es solo tuyo, en propiedad.
Me gusta ver el blanco y negro de la carretera, el cambio de luces de las estaciones de servicio, el guiño en los distintos matices de los neones a mi paso. La sensación de dominar el mundo. De que nada te puede atrapar. Ir, sin más. Sin más destino que el de no pensar. Sin más motivo que el de sentirse libre de cualquier soledad. Sin más razón que dar sentido a que ese momento es solo tuyo, en propiedad.
Sentir que la noche tiene piel de asfalto y
luces que apuntan a ningún lugar. Empequeñecer al contemplar las estrellas, y
confesarle a la luna los secretos que
sólo ella puede guardar. Dejar que el aire meza tus lamentos y los envuelva en
esencias de tierra y de mar. Dar eternidad a ese guitarra que desata tus
cadenas. Reir, cantar, llorar…frenar. Acelerar. Dejarte
llevar donde a nadie dejas entrar. Viajando desnudo, sin la ropa de temporada
que te quieran colgar. Cobijarte en las cloacas de tu mundo, disfrutando de tus
miserias, mientras sonríes a tu vida y
dedicas lágrimas a quien te da felicidad. Consciente de que al apagar el motor
todo termina, hasta que puedas volver a regresar a ese espacio en el que nada ni
nadie te puede tocar.
En fin…que a los buenos días tengáis, a ritmo del swing…de
los sultanes del swing. Esta es una de esas guitarras que cortan mis cadenas.
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