El pensamiento ¿Único?

“ Al final de este túnel oscuro, encontrarás la luz”.



¿Y sino quiero ver la luz?




¿Y si lo que prefiero es seguir dentro de la oscuridad?. Que la noche nunca tenga final…







Dicen que está hecha para descansar, y…cuanta razón tiene quien lo piensa. Durante el día añoro su paz, la soledad, el silencio, su sosiego, y…el encontrarme con mi otro “yo”. ¿O quizás no es el otro “yo”…sino que es el único? ¿ O tal vez el “yo” de la noche es tan sólo mi antítesis? Ni pajolera…


¿Quién soy yo?... No lo sé… ¿Soy ese que por las noches cree tener el poder de su destino…o ese otro que durante el día se ve arrastrado por la inercia de su entorno? ¿El halcón que por las noches sobrevuela su mundo, poderoso, ajeno a las influencias que le rodean… o la especia de rata que durante el día sobrevive a base de los desperdicios que esta sociedad le obliga a comer? Ni puta idea oiga… Y sí, algo he oído hablar de la crisis existencial, pero tengo la ligera sospecha de que todas mis dudas van relacionadas con…¡ La libertad!.


Sí ésa con la que esta sociedad está aprendido a convivir; y en la que yo, como otros tantos, anda mas perdido que la Esteban en una biblioteca. Sí, la libertad que nos han concedido para que nuestra existencia ya no tenga una razón de ser divina, con la que sobrellevar nuestras penas durante nuestra vida porque así está escrito, sabiendo que después de todo nos esperará el prometido cielo; no, ahora cada quien es cada cual, y cada uno anda buscando su propia razón de ser...y de existir. Ahh… y sobre todo que sea trascendente, porque sino para que.


Y en esas estamos, buscando un sentido a todo lo que hacemos (y a lo que no, of course), con claros síntomas de estar afectados por el síndrome de Estocolmo… Somos presos de nuestra propia libertad. Hemos huido despavoridos de las cadenas impuestas por los dogmas religiosos, que como perros pastores bien cumplían su misión, para adentrarnos en el laberinto de nuestras dudas; donde nuestros deseos, intenciones y pensamientos cambian de dirección según sople el viento, siempre y cuando la sensatez, la honestidad y la conciencia (o la inconciencia, vaya usted a saber) nos lo permita… y si no, también. Porque esa es otra... ahora lo ético… es no ser ético, precisamente.


Aquello de: “Mi libertad termina donde empieza la de otro” ha quedado vetusto, ahora se lleva eso de: “Tu libertad comienza donde acaban mis necesidades” ¿A que es mucho mas útil para el individualismo del ser y su libertad? … Ya sea puesto en práctica con los compañeros de trabajo, las amistades, la familia o la pareja. Ufff, y cuando lo descubrimos es la leche… la panacea de todos nuestros males. Nos pasamos media vida echándole la culpa de nuestras limitaciones a cualquiera de aquellos que tengan la puñetera desgracia de estar a nuestro lado, o simplemente pasar por allí, si no cumplen con el nuevo estandarte de la libertad del individuo.

De cualquier modo, y para librarnos de todo mal, se ha inventado el que yo llamo antídoto ( y antitodo) del Expediente X: “La verdad está ahí fuera” (la frase con la que comenzaban los capítulos de aquella serie)… y es que hay que salir señores… que todo lo que no sea estar encerrado en uno mismo, es bueno. Hay que tener mucha vida social, aficiones, hobbies, ocio, cuidarse física y espiritualmente… salir, salir, salir, pero tenga mucho cuidado al volver a casa, que aconsejan que lo haga acompañad@,  porque si lo hace sol@ tiene todos los números de que al introducir la llave de su portal se abra también la puerta de su vacio existencial y aparezcan los fantasmas de sus dudas, individualizadas y personalizadas, y entonces se jodió el invento. Un último consejo, si vuelve acompañad@ a casa, una de las reglas infranqueables es que ha de ser sin compromiso alguno por ambas partes; y amistad, lo que se dice amistad y confianza, cero… que para eso ya están los amigos de Internet, que como viven lejos son los que menos problemas pueden darte al mostrarles tu otro yo… ¿O ese el verdadero y único yo?... No sé... ¿Usted lo sabe?

De cualquier modo, y aunque la vida me ha enseñado que ella,sus circustancias y su realidad pueden superar y derribar cualquiera de mis principios,mi ética, e ,incluso algunos de mis tabus...sí hay algo que puedo asegurar... y es que del agua bendita jamás beberé, en cualquiera de sus versiones. Por muy convicto y cautivo que me sienta de la libertad.

En fin…ya me deslumbran los primeros rayos de sol… así que voy ha acostar a este vampiro anacoreta y ponerme el disfraz de Skyper… o… ¿ Skyper es el vampiro anacoreta y el otro es…¿? …?