SIN PENA NI GLORIA
Efímero ante la concurrencia
siempre parco en palabras
jamás tuvo descendencia
de complejidad: como una cabra.
Malquerida su presencia
le negaban un saludo
triste soledad padecía
el mutismo como escudo.
Al aire quiso gritar:
¡Del querer nadie renuncia!
Imploró don de astucia
y encontrar quien amar
Nada obtuvo de eso
caído y a trompicones
los buscó como un sabueso
por todos los rincones.
De metáfora carece
esta breve historia
la vida así acontece
sin pena ni gloria.
Murió no habiendo logrado
felicidad o satisfacción
compañía o compasión
pues más allá del amor
no hay cosa peor
que vivir siendo ignorado
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