que prefiero entregarme a la ilusión
y lo que creo, defenderlo con firmeza...
(último párrafo de la primera parte)
Supuesta…y digo bien…SUPUESTA, pues en este camino interior que he iniciado, aún ando en la duda de que es más importante para mi tranquilidad y paz interior, si hacer caso a la conciencia o a la sensatez. Según parece, uno no sabe querer a los demás sino se quiere a si mismo… la sensatez me cuenta que no debo hacer daño a los demás, ni cargarlos con un pesar el resto de sus vidas, por querer abandonar yo ese lugar (con la obligación de permanecer allí para evitarles un mal a ellos); la conciencia me dice que debo pensar en mí… sí!!! ser un egoísta consecuente, y dejar de permanecer en aquel lugar, y no únicamente para no hacer daño a los demás…sino además, para no seguir haciéndome daño a mí mismo. De tal forma que quedándome siento que hago lo que no deseo… dejar de hacerme daño y a quien me rodea. ¿Dónde queda mi egoísmo, si lo que intento es dejar de sufrir? ¿Hacer lo que uno desea no es quererse a uno mismo? ¿Hasta donde llega el compromiso de la vida, para tener que estar en ella a pesar de tu voluntad?
Nada, o casi nada, separa lo correcto de lo incorrecto. Uno debe pensar en, por, y para sí mismo…pero ¿Dónde se delimita el compromiso con uno mismo para priorizar a partir de ese punto el que debes respetar para\con a los demás? ¿Hasta que extremo es lícito cumplir mis pensamientos, deseos y actos, por mucho que puedan dañar a otras personas? ¿Hasta que grado de sufrimiento se debe admitir para no crearlo en alguien querido? ¿A quien hago más caso… a la sensatez o a la conciencia?
Sé que nada ni nadie conseguirá que realice un trazo que me haga distinguir el bien del mal. Que todo se basa en juicio de valores propio que uno se crea (y que varía en la mayoría de muchas personas, dependiendo de por donde sople el viento ese día), siempre y cuando seas alguien que cuestione con cierta honestidad su forma de ser y actuar. A veces, no es suficiente con ser sincero para con los demás, la honestidad es la sinceridad propia… y es algo que escasea tanto como de orgullo va sobrado el mundo(o amor propio, llámese como se quiera, es lo mismo). Tengo entendido que la fórmula es: no te realices preguntas…así no te perderás buscando respuestas; pero soy así, no lo puedo, ni quiero remediar; y el primer paso para quererse uno mismo por encima de todo es: Aceptarse.
Aceptarse…y desde luego, acertarse. Acertarse en saber como y quien eres… tener claro que es lo que no quieres en tu vida, por mucho que haya momentos que sientas la necesidad de ello… no infravalorarte, pero conocer tus límites...ect...
Pulular por tu mente no es sencillo… intentar comprenderse, lo es mucho menos… y la odisea llega cuando debes hacerte entender… y para alguien que necesita tener el calor y la conformidad de las personas a quien quiere, que no es lo mismo que la de los demás ( el resto del mundo), tan esencial es lo primero, como lo segundo.
Pulular por tu mente no es sencillo… intentar comprenderse, lo es mucho menos… y la odisea llega cuando debes hacerte entender… y para alguien que necesita tener el calor y la conformidad de las personas a quien quiere, que no es lo mismo que la de los demás ( el resto del mundo), tan esencial es lo primero, como lo segundo.
Supongo que algún día saldré de este laberinto interior, o eso espero. Tengo la ligera sospecha de que no es suficiente con quererme…otra de mis dudas, porque sino me quisiera no buscaría y conseguiría tantos y tan buenos momentos de felicidad que sigo disfrutando en mi vida… y valoro quien soy, y que algo soy, por la calidad humana de la gente a quien importo. Quizás, mi camino interior, sea más complicado que aquel que quiero para mi vida exterior, el cual tengo muy claro… pero hasta que no salga del primero, no sabré que hacer para no equivocarme en el segundo:
-Lo difícil no es aprender a elegir el camino acertado…sino desaprender a dar los pasos equivocados.
Saludos…besotes…axuxones… y….y mil cosas más... hasta llegar a dibujar en el aire una canción que pueda compartir contigo en la intimidad de nuestros perdones.
Dice un amigo que no empezó a entenderse a sí mismo hasta que no se dió cuenta de que no era uno, sino más. Tú los nombras (a tus "yos) como "conciencia" y "sensatez". Él (mi amigo) los llama "yo" y "conmigo". En su martirio personal se decía: "no puedo vivir conmigo, no me aguanto". Y,de repente, se preguntó quién era ese "conmigo" que le martirizaba. Todos tenemos un "conmigo" que fustiga a nuestro "yo". El "conmigo" intenta suplantar a nuestro yo, avasallándolo con reproches, exigencias, culpabilidades...¿Para qué?, para no dejar de sufrir y así tener identidad. El "conmigo" vive del sufrimiento y la insatisfacción permanente; el "yo mismo" es quien intenta surgir y decirte que ya lo tienes todo, que la vida es tuya y que puedes disfrutarla. ¡Pasando del "conmigo" cabrón!...Esa es la sutil diferencia, pero hay que elegir.
ResponderEliminarUn abrazo.
Te iba a responder...pero no estoy solo. El "conmigo" está a mi lado...y quiere quitarme el teclado...menuda pelea llevamos, si vieses el mosqueo que sa pillao contigo...jajajaja.
ResponderEliminarEhmmm... la elección está hecha... aunque acostumbra a pasarse por mi azotea sin permiso, parece como si tuviese llaves. Voy a intentar extraditarlo...
Un abrazo Atlan ;-)
Un buen blog, me gusta¡
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