viernes, 28 de enero de 2011

Echar números...



Siempre se me dieron bien las matemáticas. Las básicas… las de sumar, restar, multiplicar y dividir. El resto, aunque las aprobaba, me parecían algo lo suficientemente prescindible como para no sumarlas a mi disco duro. Los problemas que formulaban con álgebras descifrables, tanto matemáticos, científicos, físicos o tocapelotas varios… que se los solucionasen ellos, o sino que acudiesen al psicólogo, como todo ciudadano de a pie. Por entonces, bastantes problemas tenía ya en mi vida como para inmiscuirme en los que por entretenimiento prescribían otros.




Después, con el paso del tiempo, he descubierto que existe el oficio de solucionador de problemas; al que por tras unas cuantas ecuaciones, he llegado a la conclusión empírica, de que además de no remunerado económicamente, es tan impuesto por el formulador como asumido por el profesional en cuestión. Llámese “hobbie forzoso” por la parte del solucionador, como “adicción quántica” por los formuladores. Aunque éste, no es el enigma a resolver.

Llegados a este punto, hay que discernir entre el combate: solucionador Vs formulador, con algo completamente distinto… formulador Vs psicólogo. Es fácil comprobar el denominador común que presentan estas dos fórmulas, por lo que se puede pensar que nos llevarían a una misma solución; pero a pesar de ser enigmas similares a simple vista, tanto su resultado, como el fin del mismo, de cada uno de ellos, tienen distintas utilidades.

Un ingeniero de trenes, tratará de que funcionamiento de un tren sea lo más perfecto posible; cosa realmente complicada si lo trasladamos a un\a formulador\a, dado su grado de complejidad, a pesar de que el psicólogo ( léase ingeniero) utilice algoritmos inequívocos e inevitables para su perfecto funcionamiento. Cosa que tiene un mérito memorable, para que restarle importancia.

Sin embargo, el solucionador de problemas, para hacer llegar el tren de un destino a otro, debe se consciente de que no es suficiente con una línea recta… El ingeniero deberá prever el camino conforme a las dificultades geográficas, además de las características del tren, sus viajeros, su potencia, su consumo, ect… y sus defectos de fabricación. Ese formulador tiene siempre un número indivisible en cualquiera de las pruebas que asuma el solucionador : El uno. Tan lógico como imperfecto, tan indivisible como multiplicable, tan confuso como simple.

Ese simple número, se empeña en ir sumando a lo largo de su vida. Muchas veces sin sentido, otras obligado, otras (las menos) efectivas (quizás quedaría mejor decir: afectivas)… de la misma forma que al restar, puede ser tanto por necesidad como por obligación. En la vida, por mucho que nos empeños en ir sumando y multiplicando, no hay una capacidad tan infinita como en los números. De la misma forma que no encontrarás nunca un número mágico, que al sumarlo a tú cuenta adquirida, haga cualquier ecuación posible, ni tan siquiera el 1. Es de suma importancia llevar un equilibrio en la suma de productos, para que el coste de los peajes no sea nunca superior al capital disponible.

En este momento, ando enfrascado en una duda terrible. Un enigma difícil de descifrar, puesto que el dilema requiere una serie de ejercicios con preguntas que se transforman en eternos rompecabezas. El asunto en si, requiere revisar todo lo sumado, restado, multiplicado y dividido en mi vida, convirtiendo el interrogante en un jeroglífico arduo y delicado… no sé, si soy un solucionador que intenta erradicar sus formulaciones, o en mí habita un formulador crónico para no dejar de ejercer de propio solucionador.

PD: Algunos pensareis que soy un solucionador presuntuoso, ávido por sumar algo en su vida, si considero que cuando menos, durante el tiempo que habéis leído este compendio de gilipolleces, os he solucionado el no pensar en vuestras formulaciones.


Anexo: Cuentan, de palabras que no de sumas, que da mucho mejor resultado si cambias el binomio solucionador-formulador, por el de psicólogo-solucionador de sumas y asuntos propios. Será cuestión de echar números…

2 comentarios :

  1. Hay Juan
    Te lo tengo que comentar porque me ha gustado y lo he interpretado seguro a mi manera...
    De esos uno cuantos!!

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  2. Todos leemos con gafas de colores... Todo en la vida tiene la interpretación que nuestra mente quiera adaptar.Comentame...y aclaramos ;-)

    Besotes Mili.

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