Poemas para un libro en blanco

Este poemario debío publicarse hace algún tiempo. De cualquier modo, hoy es un gran día para hacerlo llegar...Uno de los poemas,tras tenerlo publicado, lo retiré porque me aconsejaron presentarlo en algún concurso. Después, pensé que hay algo innegociable con todo aquello que yo pueda escribir: mis sentimientos y los de mi musa. No se merecen ser juzgados por ningún premio con fin  económico. Tan sólo el hecho de poder ser lanzados al aire, y leidos, son el único sentido para el que fueron creados.Quizá, y más que como premio, sería un orgullo, tanto para mí...como creo que lo sería para la musa, el que algún día, algunos de estos poemas sea dedicado por alguien a su ser querido.(Pelín presuntuoso,no?)






AQUEL ATARDECER
El mundo seguirá girando
con los días y sus gentes,
entre inviernos oscuros
y plácidos amaneceres.
Más siempre habrá un momento
en cada día, en cada tarde...
en lo que todo se parará
para volver a ser como aquel año,
-el año de nuestra eterna primavera-
En el que podrás revivir…
aquel preciso instante
al contemplar
como nuestro sol
reposa una vez más
sobre aquel mar;
como aquella tarde
de un imborrable día…
del año de la eterna primavera.



LA DEUDA

Con la pena anclada
por una deuda,
mi alma navega
en busca de olas
que saciarla pueda:
La deuda de tantas rosas
como espinas te clavé.
Mas este velero
-de confusa existencia,
y falto de tu brisa-
no podrá hallar, ¡nunca!
un mar de palabras
que logren esbozar
sobre una lámina
la deuda a pagar.
Porque mis dedos
sobre tu cuerpo,
ya describieron, sutilmente,
el más bello y lindo
de todos los poemas,
jamás escrito…



INMORTAL

Bohemio, sin brújula
y sin destino;
este errante de poemas
fallidos y sin atino…
desnuda sus sentidos
junto a la orilla
del eterno latido.
Sobre la arena
esculpe un corazón,
y lo habita con
tu nombre y el mío;
pretendiendo con él…
que un nostálgico beso
de nuestro anhelado mar,
lo embeba y arrastre
hacia la inmortalidad.
Esa, que sólo la profundidad
del océano sabe guardar,
cual codiciado tesoro
de malogrados piratas.
Esa, que ningún temporal,
ni el paso del tiempo,
podrá conseguir borrar.
Esa,-la inmortalidad-
que sumergida perdurará
-desde ahora y por siempre-
en el sonido de cada ola
que surque por los siete mares;
suscitando entre su melodía,
el más dulce de los acordes:
El del latir de nuestros corazones.





DIME

Dime lo que lamentas
no haberme oído nunca.
Dime que puñales
se te clavan a diario,
disfrazando de sonrisas
sus llagantes heridas.
Y dime todo cuanto
tu mirada oculta.

Dime como labrar
ese camino, que
nada tiene que ver
con la tierra; y dime,
que se semilla tengo
sembrar en tu puerta.

Dime que la paz
del mundo no es
ajena a nuestra guerra;
y ,dime… que piensan
tus ojos cuando
despiertas.

Dime, que sólo es al mar
a quien debo envidiar.
Dime si tus días
sienten compasión
por mi ausencia;
y dime, que aún
sigo enjaulado
entre tus huesos.

Dime… que no te cansas.