lunes, 7 de junio de 2010
Una historia sin final...
Me adentré en la Calle Sta. Teresa, tras abandonar la Calle del Carmen; al final de esta, giré hacia Costa de Llevant, dirección Costa dels Reynés. Desde allí, mis oscuros pensamientos ya se mezclaban con la sabiduría y cordura que trasmiten el azul de la mar. Me detuve para diluir mis neuras entre el paisaje y el humo del cigarro que acababa de encender.
La magia que trasmite el puerto de Mahón hechiza cualquier espíritu, por muy malos momentos que éste pueda estar pasando. Y así quedó el mío, hipnotizado una vez más por la majestuosidad de sus vistas,de sus aguas cristalinas y del paisaje en el labio septentrional del puerto, donde se aloja la base naval; protegida por el frondoso manto verde que cubre la zona de Sant Antoni hasta La Mola. En momentos así, el tiempo no existe. tTu vida, con sus problemas, es tan insignificante al lado de tan sublime parajeque en esos instantes das por bueno el daño que tu existencia te pueda estar causando a cambio de poder disfrutar de esa sinfonía de sensaciones que contagia la perfección de la naturaleza.
¿Tiempo?... no sé, media, una… una hora y media, fue el tiempo que pudo transcurrir hasta que decidí abandonar ser una parte más de aquel cuadro para reparar en conciencia sobre el ferry que se encontraba anclado a mis pies. Tras un mes en la Isla, me encontraba con la idéntica cantidad de dinero en el bolsillo que cuando aterricé en este remoto rincón del Mediterráneo. El dinero justo y suficiente como para tomar el barco de vuelta a casa: 5.500 de las antiguas pesetas. Únicamente había un problema: ese era el precio de un billete, y aún continuábamos siendo dos personas. Yo… y de quién intentaba huir al llegar a la Isla. Tal vez porque guardaba esperanzas de poder desembarazarme de aquel polizón que habitaba en mi espíritu, o quizás, porque la Isla aún no había decidido echarme de sus entrañas ( historias de ocultismos sobre un espíritu propio que habita en su seno, que tiempo mas adelante me contó Noa), tomé la decisión de continuar en la Isla.
Mes y medio después cruzaba con mis bártulos a cuestas el arco de entrada al Pati de Sa Lluna, en Alaior; un antiguo claustro franciscano del siglo XVII, rehabilitado en viviendas sobre el año 1853. A doscientos metros se encontraba la fábrica de queso de Mahón; el perfume con el que impregnaba a aquella calle no creo necesario narrarlo, ¿verdad? Sea como fuere, al cruzar el umbral hacía el interior del patio, el olor desaparecía, sobre todo por culpa del incipiente aroma que comenzaba a trasmitir la vegetación cultivada clandestinamente por los habitantes del antiguo claustro, que sobre aquel mes de Julio ya mostraban un tamaño considerable. Lo cierto es que el olor y el colorido que imprimen las plantas de marihuana no es desagradable y, además, era el toque perfecto para decorar aquel edificio, con paredes en el blanco nieve que proporciona la cal y el verde menorquín para las típicas persianas mallorquinas que cubrían sus ventanas.
Noa, además de ser compañera de trabajo, fue la que a raíz de este motivo, se convirtió en Cupido para mi flechazo con aquel mundo, y prónuba después, para materializar mi boda con aquel reducto de Hippies. A los pocos días de compartir habitáculo con Jose, un rafftari de unos 25 años, tres o cuatro menos que yo, Noa organizaba una cena en su casa. No, no era una fiesta para presentarme en sociedad, en realidad la cena era exclusivamente para ella y los integrantes del “Barco de los Locos”, un grupo entre circense y teatral que recorre el mundo, ofreciendo su espectáculo en un velero, con mas remiendos que los calzones de mi bisabuelo paterno, tras recibir el escopetazo de sal en el trasero el día que lo pillaron robando chirimoyas en Almuñecar. Noa los conoció un día antes, tras colarse en el barco, después de la primera de las funciones que realizaron en el puerto de Mahón. Y lo que son las cosas, aquellas copas que se sirvieron después de la cena, y a las que si estábamos invitados sus amigos, cambió mi rumbo en la Isla.
A sus cuarenta y pocos, Noa se enamoró por un polvo que echó aquella noche con Ronal, un holandes que tocaba el piano en el espectáculo del barco, supongo que el buen manejo de los dedos le debió saber a gloria a mi amiga, tanto como para que decidirse, dos días y tres polvos después, a coger billete y enrolarse entre la tripulación.
Creo que tenía las condiciones y el espíritu necesario para tal aventura, lo cierto es que lo llevaba en la sangre: ingenio, imaginación, sentido de lo estético… ¡ hippie de las de verdad!. Quizás todo fue causado por el espíritu de la isla, que tras veinticinco años, la echaba de su amparo, o ese fue el argumento que Noa esgrimió como excusa espiritual de su marcha.
Así que mi madrina de “hippismo” me dejaba abandonado a mi suerte, siendo poco menos que un bebé en aquel mundo; además de quedarme sin chofer, ni vehiculo particular, para ir a trabajar en el centro de inserción laboral donde los dos ejercíamos de monitores. A los pocos días de su marcha encontré trabajo en una carpintería del pueblo.
El mismo día en el que había solicitado “ la cuenta” en Caritas bajé a tomar un café después de comer al “Junior”, el bar y centro de reunión de la (ya también para mi) camarilla. Al poco rato llegó Espe, una mujer venezolana, de unos cincuenta y tantos por entonces, con una biografía que daría pie a dejar en ridículo cualquier enciclopedia de la época, por la cantidad de tomos que harían falta para contar lo que había sido su vida, equiparable también a la cantidad de whisky que ingería. Minutos más tarde apareció Isabel, madrileña de cuarenta y pocos, divorciada y madre de dos hijas, una de ellas Patricia, que la acompañaba. Fue Patri quién propuso ir a la playa, a Son Bou.
Son Bou es una playa al sur de la isla, de unos 4 km. de largo; en aquellos años con algunos complejos hoteleros, pero mucha de su extensión era virgen. De arena fina y blanca, y con aguas de color turquesa; en los atardeceres, ver ponerse el sol sobre la sombra de la figura de la Isla de Mallorca, es todo un espectáculo indescriptible. Si se le añade el que me ofreció Patri aquella tarde, aquel momento se convierte en una exhibición de sensaciones inenarrable e inolvidable.
Patri tenia 18 años y alrededor de 178 cm de estatura, la melena rizada de negro azabache, le cubría media espalda, moreno tostado de piel, el color de sus ojos parecía heredado de las aguas de color turquesa de Binibeca, playa donde según su madre Patri fue engendrada. Labios carnosos, con belleza enigmática en su cara, la silueta acorde con su edad: curvas sinuosas allí donde mirases.
Después de caminar un buen trecho por la arena, a Patricia le apetecía darse un baño, nos sentamos Isabel, Espe y yo, uno a al lado del otro y por este orden. Patri abrió su bolso blanco y sacó una toalla, que extendió unos metros mas hacia orilla, delante nuestro. Comenzó a desvestirse… aunque lo más correcto sería decir: se desnudó. Mis ojos, no lo puedo negar, no podían despegarse de aquella visión… El momento de ver su cuerpo desnudo adentrándose entre el azul de mar y el manantial de colores que teñía el cielo en el crepúsculo de aquella tarde hubiese hecho cambiar de estilo de pintura al mismísimo Dalí.
Isa y Espe seguían hablando no se muy bien de qué, no estaba yo por la labor de compartir la charla, con su acento venezolano, imborrable a pesar de llevar tantos años dando tumbos por medio mundo, Espe se giró hacia mí, para hacerme saber algo en lo que yo aún no había tomado cuenta:
-La imagen de este cuadro viviente no la vas a olvidar en la vida.
Miré a Espe sin saber que responder.
Pero la función no había concluido, si espectacular fue la entrada en el agua viendo su torso desnudo, la salida del mar lo fue aún más. Con el pelo revuelto y mojado cayéndole sobre la cara, el cuerpo brillando por las gotas de agua y los reflejos de sol... Se sentó sobre la toalla, quedando de espaldas a nosotros, mirando en dirección al mar…
- Juan ¿me invitas a un cigarro?
Se acordaba de mi nombre. Me acerqué a ella, sentándome a su lado en el mismo instante en el que le ofrecía el pitillo.
- Enciendemelo por fa, que tengo las manos mojadas.
Entre las manos tenía una de esas pulseras hippies hechas con cordones de colores. Una de tantas de las que llevaba repartida entre las dos muñecas. Encendí el cigarro y al pasárselo le pregunté:
- ¿Son tuyas? Quiero decir: ¿las haces tú?
- ¿Como lo sabes? ¿Te ha contado algo mi madre sobre mí?
- No, sobre ti no, pero si me dijo que se dedicaba a hacerlas, y que luego las vende por los mercadillos de la Isla.
Cada vez que juntábamos las miradas me sentía inmerso en medio de un océano de sensaciones, y cuando no, y mis ojos se perdían por cualquier rincón de su cuerpo desnudo… en otro océano, pero este de deseos.
- Yo hago lo mismo que mi madre, pero solo las vendo en el instituto. Esta te la regalo.
Isabel decidió que era tarde y que teníamos que regresar al pueblo. De vuelta hacia el coche, Patri me contaba su sueño de viajar algún día a Bali, viaje que Sonia (la que había sido su verdadero primer amor y dos años mayor que Patri) pudo permitirse el lujo de hacer, tras aprobar el año anterior todas las asignaturas en el primer curso de la complutense en Madrid, junto con su nuevo novio.
A la semana siguiente Isabel me invitó a comer en su casa. Me presenté con un par de botellas de vino.
- Una tienes que ponerla en la nevera, si el tinto te gusta natural, no hace falta. Es polaco el vino- dije
-¿Polaco?- respondió extrañada, y después de mirar la etiqueta de denominación de origen, sonrió.
- Bueno, catalán… ¿no nos llamáis así los madrileños
-De madrileña no me quedan ni los apellidos, tío!
- Mamá ¿ Quién es? - Se escucho preguntar a Patri, desde el piso de arriba.
- Es Juan, que viene a comer…
- ¡Hola Juan!! ¿Aceptas otra pulsera a cambio de otro cigarro? – preguntó inmediantemente Patri, sin darme tiempo a saludarla.
Su madre se encogió de hombros, e hizo el ademán de no querer saber nada del asunto, entrando en la cocina con las botellas de vino en la mano.
Subí a la habitación, estaba sentada frente a un escritorio lleno de papeles, dibujando. Cerré la puerta tras pedírmelo ella. La habitación era bastante grande y con cama de matrimonio; de las paredes colgaban algunos cuadros que comenzó a enseñarme pintados por ella. Casi todos eran siluetas de mujer, algunos con un poco de luz, pero casi todos tristes y oscuros.
- ¿Te gustan?- me preguntó, con un tono de voz en el que me inquiría a decirle que si
- Bueno, supongo que sí. No entiendo mucho, pero mucha tristeza veo en ellos- Intenté ser diplomático, pero sincero.
- ¿Sabes? – me dijo, mientras se dirigía hacia la cama. Y continuó hablándome de espaldas a mi.- Tengo la intuición de que tú y yo no acabaremos bién.
El pijama de camiseta de tirantes y pantalón corto cubría todo lo que sus diminutas dimensiones permitían. Acabó sentada en la postura de flor de loto sobre la cama. Durante unos segundos quedé callado, mirándola fijamente, apoyado sobre la pared. Suspiré…
- ¿Por qué?- le pregunté sin mas.
Dibujo en sus labios una sonrisa sarcástica, y tras levantar su mirada hacia el techo durante unos segundos, contestó:
- Porque las pocas personas que me han gustado en la vida siempre han acabado mal conmigo.
Nuestras miradas volvieron a unirse durante unos segundos, hasta que unos golpes sobre la puerta hizo que desviásemos la mirada hacia ella instintivamente.
- ¿Sí?- preguntó.
La manecilla de la puerta descendió, la puerta se abrió lentamente en dirección a la pared en la que yo estaba apoyado. Miré a Patricia, tan rápido se lleno su cara de luz como después de ira.
- Hola, me ha dicho tu madre que estabas aquí, acompañada, ¿Molesto?- Esa fue la entrada triunfal de Sonia. Tras dirigirse a Patri su cabeza fue girando alrededor de la habitación en busca del acompañante.
- Hola, ¿Que tal?- tuve que decir ante la mutismo de Patri.
La chica rubia que acababa de entrar se acercó a mi:
- Soy Sonia- se presentó, dándome dos besos.
- El es Juan- fueron las primeras palabras de Patri a Sonia, presentándome mientras se levantaba de la cama.- No creo que le conozcas, lleva poco tiempo en el pueblo.
Sonia se giró, en busca de Patri que estaba de pie en un lado de la cama.
- No, no lo conocía- dijo mientras se acercaba a Patri.
- Os dejaré a solas, puede que Isabel necesite ayuda- intentè utilizar a la madre como excusa para salir de allí.
- No te preocupes, mi madre se las arregla bien sola.
Tras acabar esa frase, se fundieron en un abrazo durante varios segundos… o quizás más; después se miraron fijamente a los ojos, Patri buscó, y encontró, los labios de Sonia, el beso era largo, intenso, apasionado… Sonia fue retrocediendo ante el ímpetu de Patri hasta chocar con la pared y un cuadro que suscitaba mucho ser creado en honor a la misma rubia que acababa de golpearse con él.
Las manos de Patri fueron desabrochando uno a uno los botones de la blusa de Sonia…
Y yo… yo ….
Continuará…. o no!!!!
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aniuska, hay que ver , siempre dejandonos con la miel en los labios.
ResponderEliminarque bueno estaba lo de aquel tarro de cristal........valla que no sabias quien la había hecho desaparecer....
ResponderEliminarHay que ver que bien relatas Y, sobre todo, tienes la facilidad de que, al menos yo, me pregunte si es real o sólo ficción, porque sea como fuere, eres ameno y llegas con tus historias haciéndolas muy cercanas.
ResponderEliminarGracias por pasarte por el bosque.
Es de esos relatos que desde el principio te envuelven y puedes llegar a sentir el aire que se respira en el puerto de Mahón....y que cuando acaba maldices al escritor por dejarte con la miel en los labios....
ResponderEliminarPara cuando otro....??? jardinero de sensaciones....
Eso de maldecir al escritor por dejar la miel en los labios...creo que el tarro de miel se ha roto y a salpicado mucho. Gracias Camino... supongo que habrán mas.
ResponderEliminarLara...gracias a ti por pasearte en el islote, y por tus palabras.Espero seguir evocando y descifrando...
Aniuska... lo dicho a Camino...la miel no siempre llega a los labios.Gracias...
Humitoss... a humo precisamente no sabia,verdad. Gracias tio...
Hola he ojeado un poco este enlace que nos ha dejado nuestra amiga Mili para que lo leamos los amigos de Netlog,
ResponderEliminartus escritos transmiten todas esas experiencias reales que has vivido!! y que sigues viviendo!
a mi modo de ver estos contenidos las fantasias son son reales! por lo que te felicito por transmitir tal realeza al espectador!!
la ventaja que tiene un escritor cuando escribe sus articulos, guiones, novelas, etc,, es que deja en la duda ante el lector si lo que escribe es real o fantasia, o bien esa ausencia de fantasia que disfraza la realidad en su escrito.
en tu caso nos transmites la realidad de tus experiencias, la de un hombre en busca del deseo de mujeres para experimentar su cuerpo y deseo, un analisis, un estudio, maneras distintas de hacer sexo con cuerpos apetecibles a tus ojos,
tambien es evidente que tu educacion y cortesia frente a una mujer es de un gran respeto en el momento y circunstancias de placer! ese es el gran secreto de tu conquista!
pudiere decirte que tus escritos me han resultado familiares, quizas has escrito esto en otro lugar y ya lo habia leido?...
en resumen y para no alargar demasiado este tema, creo que eres un hombre maduro y gran experto en temas de sexo! esto no comporta a que pudieres ser un gran conquistador de mujeres y por ello ser mas macho que otro hombre que no ha vivido tales experiencias, sino que tus enrequecimientos sexuales, los plasmas publicamente para dejar volar la imaginacion del lector y de algun modo hacer ese especie de master, doctorado, implicando toda una recopilacion de tus experiencias mas sugerentes y placenteras a lo largo de tu......digamos estudio especializado en comportamientos sexuales en distintas mujeres,
debes de ser un hombre muy atractivo para andar con mujeres diez años mas jovenes que tu, por lo que esto me conlleva a deducir que eres un hombre que se cuida, y como tal, estas en una buena posicion social que un mil eurista no se podria permitir! (me refiero a escoger bomboncitos diez años menor que tu
perdon acabo de decir una chorrada!!! el juego del sexo no tiene edad, perdona,
bueno, mis mas mera felicitacion por tu blog, es muy instructivo!! el sexo y el placer es lo mejor de la vida!! al fin y al cabo estamos aqui de paso y hay que disfrutarla verdad?
un abrazo