No hay niebla tras los cristales…
los empaña el vaho de tu triste aliento.
No hace frío más allá de tu ventana…
tus pensamientos hielan el calor de tu cuerpo.
El camino se termina en un precipicio
y no hay calzado para desandar lo andado
ni lágrimas que recuperen lo perdido
-tampoco es el deseo de tu destino-.
No acudas a la llamada del abismo,
allí sólo serás un eterno recuerdo.
No alimentes el alma de ansiedad y soledad
ni dejes desnutridos tus sentidos.
El camino se termina,y solo sientes el precipicio:
¡la vida es dura! Y,luego….te mueres;
pero mientras dura… te obliga a vivirla,
también a no ser infeliz, ni fracasada;
a huir asiduamente de la amargura…
y aceptar sus inesperados designios.
Sola, desnuda y ajada, y sólo hay un precipicio.
Sola, olvidada y vacía…¡pero libre!
Libre para liberarte de recuerdos
y de condenas por viejos sentimientos.
Libre de confesiones no perdonadas
y de mentirte para
tus adentros.
Libre de encontrar quien nunca fuiste
y sobre todo…
libre de esbozar un nuevo sendero
en el que habite la luz que llevas dentro.
" y sobre todo…
ResponderEliminarlibre de esbozar un nuevo sendero
en el que habite la luz que llevas dentro."
Y cada sendero es libre de ser o no andado, de ser o no elegido, de ser o no iluminado...
jó,XINGOOOOO¡
ResponderEliminarMUa¡
Sencillamente maravilloso....me recuerda a Orfeo en busca de Eurídice, mas allá de la vida y de la muerte.
ResponderEliminarAprovecho para desearte una feliz entrada de año 13...y empieza en martes...mecachis¡¡¡¡
Anónimo no anónimo