lunes, 5 de marzo de 2012

La forma de mi corazón.






Siempre me quedará la suave voz del mar para acallar las voces de la última mano perdida; y es que así es la forma de mi corazón: esculpido en el juego de la vida, donde la única mano ganadora es la que posee el As de corazones.
Así es la forma de mi corazón… que ya no sueña con cuentos de hadas, pero sí en las hadas que le hacen soñar con sus cuentos; y moldeado en la figura de quien sabe que no es suficiente con sus manos para llegar allí donde uno desea, pues la vida es una partida de poker descubierto, donde la siguiente carta oculta es la que marca tu destino.

Así vive mi corazón…entre recuerdos que no son pasado. Que son presente, o no, ni tan siquiera eso. Los recuerdos es lo que soy, pues es lo único que habita en mi mente.
El tiempo ha dejado de existir en mí. Ya no creo en el pasado, ni en el presente…ni tan siquiera en el futuro, porque incluso el futuro acabará siendo más pasado que un presente. ¡Soy!…sin presente y sin futuro…soy lo que  la forma de mi corazón dictamine, ya que sólo hay algo a lo que permito decidir por mí: El amor.

Y llegué a intentar lapidar mis sueños, cuando al despertar lloraba gotas de sangre por mantenerlos vivos, pero mi corazón me obligó a seguir jugando con tres reinas de corazones bajo la manga… hasta que consiguió hacerme comprender que la partida no la gana quien comparte  día y noches sino aquel que consigue tallar la forma de su corazón en el refugio del alma de su amado.

Lloraré en la tristeza de no ser mejor jugador; aunque ahora, ya, también sonría…porque la batalla perdida, sé conservarla com una guerra ganada. Quizás nunca aprenda a ganar la mejor mano. No sé si ya la jugué. Tal vez no sea el hombre ideal para apostar en una gran baza… pues mi juego es siempre descubierto sin armaduras, ni máscaras, y sobre la mesa de juego es básico esconder las cartas con las que se juega; pero la forma de mi corazón se sentirá siempre orgullosa de quien ciegamente apostó por mí. Incluida mi alma, que aún sin ases en la manga continúa arriesgando cada día… porque se sabe poseedora del tesoro más codiciado sobre una mesa de juego: la forma de su corazón.





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