El olvido decapitado

Los caminos se han torcido, y presiento como ese duende que nos unió, ahora busca un nuevo horizonte para tu futuro. Sé que pretendes que ésta sea la última de nuestras noches, pues tu silencio hace días que pronuncia la despedida, y desde la mirada ya solo describes como deseo… un olvido.



Pero lo tengo decidido; no, no pienso vivir con ese desconsuelo. Pasar noches sin días con el suplicio de saber que es él quien te posee, y envejecer con la tortura del desprecio de todo lo que fui para ti. ¡No! No es locura, ni enajenación, ni tan siquiera es por la demencia de sentirte únicamente mía, es… porque tus intenciones han escrito un final no descrito todavía por mí.

Lo haré de forma cruel, lentamente, dejando fluir de forma encarnizada el dolor de tu, ya, inevitable ausencia; usurpando primero tu mente, vulnerando tu voluntad y haciéndote cautiva de mis antojos mas tenebrosos; adueñándome de tu ser, te someteré al fuego de mis manos recorriendo tu cuerpo; y tendrás que soportar el castigo de mis labios candentes, que, tras su paso, irán creándo llagas por los poros de tu cuerpo; en medio de esa combustión de deseos, saciaré mi sed de venganza bebiéndome el cáliz que surja de tus entrañas hasta agotar el último de tus suspiros. Seguirás sufriendo mi ira después de penetrar en tu cuerpo con la lanza de mis anhelos, desbocando sobre ti todo el universo de perversiones que inundan mi ser; y trastornado por un desenfrenado vaivén, arremeteré contra ti despiadadamente mientras mis labios sellan los tuyos. Para entonces, desde mi tristeza, brotarán imágenes de todo cuanto fuimos. Imágenes que se reflejarán en mis ojos, y que lentamente se escurrirán dentro de  lágrimas... Lágrimas que tanto manantial de pena las hará llegar hasta mis labios, enfriando así los últimos de nuestros besos.


Y al final, conseguirás tu ansiado descanso, sólo cuando el flujo nacido de mis más tórridos y complacidos deseos, fluya e inunde hasta rebosar tus entrañas. Justo en ese momento acabaré de cometer el crimen, y no podrás huir ¡jamás! Porque la esencia de mi ser quedará anclada, por siempre, dentro de tu cuerpo; así, vayas donde vayas, estés donde estés, sientas lo que sientas…tu mente recordará tan sólo lo que no quiera olvidar; pero mi alma nunca olvidará que en lo mas recóndito de tu naturaleza el estigma de mi amor por ti quedará eternamente esculpido como un enigma de tu pasado.