Despojada de tabúes, te sumerges en él impregnándolo con tu esencia acuosamente salada. Sumisas, sus corrientes son dirigidas al pozo de tus deseos, inundándolo de rumores marinos que consiguen hacerte descender a sus profundidades, dejando al descubierto ocultas pasiones que agitan sus mareas. El oleaje riza crestas que embisten contra piélagos erizados. Tu piel se escama de brillantes corales, convirtiendo tu ser en un arrecife erosionado por el embate del maremoto. Las burbujas surgidas de tu aliento oxigenan las embravecidas aguas, desatando un temporal de espuma que tu boca acabará engullendo.
Extenuada, despiertas sobre la orilla, envuelta en un mar de sensaciones.
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