Latidos

Este es uno de esos "palabrasarrejuntadas" que no lleva correción. Comenzó a escribirse en un día, hace un año... quedó en un rincón escondido y ayer lo terminé.  De esas cosas que tal cual salen... deben quedar. Por algo será.

Nací para luchar

 a veces débil y melancólico

otras un incauto soñador,

y mi vida, que era yo,

sucumbía una y otra vez

a los golpes del destino.

Los días dejaron de ser versos

que encandilasen sus noches,

y una repetitiva prosa

-decadente y sin rima-

usurpó vida y sueños.

Me buscaba en los espejos,

en mis notas, en los recuerdos,

en cada amanecer,

en cada ventana al cielo.

Desesperado…

rezaba e imploraba

de quien siempre he descreído.

Comencé a llorar en hombros

repitiendo en mil oídos

los mismos llantos;

también lloré a la luna

al mar, a las estrellas,

a los cuatro vientos.

Cual elefante moribundo

en busca de su cementerio

decidí esconder mi derrota;

caminé vacío y desnutrido,

falto del azúcar que endulza la existencia.

Caminé. Sin avanzar…

Caminé en la quietud

disuelto en aguas estancadas

que no sentía como mías.

Caminé hacia horizontes

sin ida, pero con vuelta

al punto de partida.

Al marcar la hora Apática

el despertador sonaba,

desayunaba Desgana con tostadas

tras ducha de agua fría.

Mi ropero vestía de Indolencia

y de Dejadez me calzaba,

deshabitando mi vida,

deslatiendo el corazón

segundo a segundo

día a noche, noche a noche

desaliento a desaliento.

Mi entierro se eternizó:

velando mi propia muerte

reescribía epitafios decadentes,

aguardando el destierro

al vacío prometido.

El féretro se descomponía

mi cuerpo inerte

nadie hacía sonar el réquiem

vislumbré mi Nomuerte.

Me enfadé… sentí enojo

rencor, y llegó el dolor.

Comencé a odiarlo

a él y los sueños rotos.

Y odié  la injustica

de no ser enterrado.

Y odié al odio,

al desgarrado.

Y el odio se volvió cólera,

y la cólera en rabia

y la rabia en ira

y la ira se tornó furor

y el furor en coraje

y con el coraje llegó…

un nuevo latido del corazón.

Nota del autor:

Mirarte en el espejo y descubrir…que  has tropezado con mil piedras, pero que son tantas como tus pies ya han triturado.