martes, 20 de julio de 2010

EL ÚLTIMO DE LOS TABÚES.




Delicadamente restregaba por su cuerpo crema hidratante. Aquella noche Ana necesitaba sentirse segura, apetecible, sensual. Tenia dos citas importantes, una con Carlos y otra con su despertar sexual. Tras elegir un salto de cama de color negro con el que ocultar tímida y sugestivamente su figura, repasó detenidamente su aspecto delante del espejo, algunos mechones de su largo y fino cabello castaño reposaban sinuosamente sobre el sugerente pecho que dibujaba el picardías, en su mirada se destilaba una inusual seguridad. Los rincones de su cuerpo ya habían sido explorados una vez por él, eso le concedía la confianza necesaria para vencer su nerviosismo. Después de su aprobar su imagen, sacó de las profundidades del armario una bolsa, escogiendo de ella unos cuantos objetos que depositó dentro del primer cajón de la mesita de noche, sobre la que dejo unos cuantos pañuelos.


Mientras compartían una cerveza en el sofáCarlos no apartaba la vista del incitante escote de Ana . La charla era banal, cosa intrascendente ya que esa relación sólo tenía un objetivo. El aura de seguridad en si mismo que acompañaba a Carlos era lo único que seducía a Ana. Un hombre casado de 45 años, de vuelta de casi todo en la vida y algo fanfarrón a la hora de hablar sobre sus éxitos y conquistas sexuales, y que tras un par de conversaciones por internet y un primer encuentro sexual con café de por medio, estimuló un paraíso de sensaciones y deseos desconocido para ella. No sabía bien el por qué, tampoco le importaba, tampoco necesitaba nada más de él.

La insulsa conversación se volvió trascendente cuando Ana le formuló una pregunta:

- ¿Sabes? No sé qué me das, pero…-titubeaba Ana- pero contigo siento un morbo y unos deseos que jamás había sentido, y…- Las palabras no acababan de surgir.

- Tranquila, puedes decirme lo que quieras sin problemas- Carlos aprovechó la incomoda situación para colocar una mano sobre el muslo de Ana

El sincerarse de aquella forma le estaba costando mas de lo esperado. Ana miraba fijamente a Carlos, pero no sabía como expresar sus intenciones.

- ¿Y…? Vamos no te cortes.

Ana esbozó una sonrisa desconcertante. Carlos quiso zanjar el momento y comenzó a besarla. Después de aceptar el beso  ella separó ligeramente su cabeza y dijo:

- Sé que…- continuaban sin salir las palabras- bueno tio, que sexualmente tienes mucha experiencia y hay muchas cosas que me gustaría experimentar contigo.

Carlos multiplicó por siete su cuerpo, y su ego por muchas más…

- ¿Hay algo en especial que te apetezca hacer?

Ella se mordió los labios y gesticuló su rostro respondiendo un “si” mudo. Seguía sin saber expresar sus deseos, toda aquella parrafada que tenía preparada se esfumó en el momento oportuno.

- Pues no se, mmmmm, por ejemplo nunca he hecho sexo anal, y  quisiera hacerlo por primera vez contigo. ¿Te apetecería...?- Carlos se abalanzó sobre ella, besándola y acariciándola como respuesta a esa proposición. Ella sugirió ir a la cama.


Al llegar a la habitación, volvieron a besarse, Ana fue desabrochando la camisa de Carlos, detrás de sus manos iban sus labios,lentamente sin prisas  descendía por su torso los brazos de Carlos jugaban con el pelo de Ana, ella se colocó de rodillas, bajó la cremallera sin desabrochar el pantalónn mirando a los ojos de su dueño, sujetó el falo y comenzó a succionarlo; los labios y lengua recorrían con sabiduría su pene, la excitación de Carlos fue creciendo al ritmo de su erección…, aquella boca engullía su polla una y otra vez. La idea de sentirse el amo del desvirgamiento anal de aquella criatura diez años menor que él le excitaba aún más; su ego de macho era mayor que su erección, se sentía poderoso ante la sumisión de Ana, pero ella comenzaba a sentirse dueña de la situación: él estaba a su merced pues le hacía volar con su felación,  se detenía cuando sentía palpitar en exceso el pene, fijaba la mirada en su presa, y, tras un el tiempo que creía necesario, volvía a succionarlo otra vez. Era ella quién controlaba el placer. Carlos la detuvo, estaba deseando complacer la entrega de Ana y de paso a su orgullo de desvirgador. Hizo que ella se incorporase, la beso dulcemente, una, dos, tres veces… sus manos descendían al unísono de los besos recorriendo el cuerpo de Ana… tras intuir las intenciones de él, ella le incitó a desnudarse por completo y tumbarse sobre la cama…

- Déjate llevar un poco por mí,  luego seré toda tuya- Susurro al oído de su amante. Él accedió sin dudarlo.

Tras sentarlo sobre la cama, tomó uno de los pañuelos de la mesita de noche y cubrió los ojos de Carlos. Lo tumbó boca abajo, delicadamente ató en cada mano otro de los pañuelos, y estos al cabezal de la cama. Se tumbó junto a él y sus dedos fueron recorriendo sinuosamente el cuerpo de su amante durante varios minutos, después puso debajo del vientre una almohada para encorvar el cuerpo de Carlos, introdujo su cabeza entre el cuerpo y la cama…la lengua de Ana volvió a lamer la polla de Carlos…y continuó por donde minutos antes lo había dejado… él la dejaba hacer sin ofrecer resistencia…ella crecía en seguridad, le excitaba sentirse dueña de la situación. Lo deseaba. Necesitaba sentir esa sensación… la yema de un dedo se posó en el ano de Carlos justo en el momento que la garganta de Ana tocaba la punta del pene que succionaba… al minuto ese dedo se introdujo dentro del culo de Carlos…

- Me excita mucho verte a mi merced, ¿Puedo jugar un poco más contigo?

- ¡Soy todo tuyo!- respondió entre suspiros

Esa frase encendió un poco más la perversión de Ana… eso es lo que ella deseaba sentir: ser ella quien poseía!!… repitió con los pies de Carlos, atándolos a los pies de la cama…él accedía sumiso… el último pañuelo lo reservo para ponerlo entre los labios de Carlos después de besarlo varias veces…abrió el cajón de la mesita, cogió un bote de crema, fue untando y dando un masaje por el cuerpo su esclavo… desde la espalda hasta los tobillos…se recreó todo lo necesario…una de sus manos se detuvo en los testículos, acariciándolos, también al pene erguido… durante un par de minutos Carlos dejó de sentir nada sobre su cuerpo, eso le incomodó… Ana estaba de pie contemplándolo al borde de la cama…Comenzaba ajustarse unas correas alrededor de su cintura… estaba muy excitada… su mirada era perversa… su cuerpo vibraba ante el poder que sentía por la situación… aunque hacía pocos días que había adquirido aquel consolador, ya probó varias veces la sensación de verse con aquel falo entre sus piernas…"no sentiré placer sexual con él, pero …….ufff "  pensaba; la sensación de poder someter a otra persona le hacía hervir en su interior… su mente comenzaba a sentir un placer inusual…

- Tranquilo cielo…estoy aquí. Relájate…


Carlos sintió las manos de Ana sobre su culo…ella acomodó la almohada debajo del vientre de él… hizo un poco de hueco y su lengua se dedicó a excitar el ano de Carlos, mientras sus manos masturbaban el pene de este… el siervo enloquecía con aquel beso negro… ella se incorporó…beso su cuello…lamía y chupaba sus oídos…sin dejar de acariciar el pene de su esclavo…

- Ufffff… si supieses cuanto me hace sentir esta situación… ¡te siento mío!


Se estremeció en el momento de sentir como algo frío se introducía en su ano… se retorció intentándolo impedir… ella agarró la media melena de su amante con fuerza… hizo un poco de fuerza intentando introducir “su pene”…el se resistía… ella cesó su empeño…se tumbó sobre él...

- Tio…me siento la persona mas satisfecha de este mundo… es una pasada la sensación que tengo en este momento… prometo hacerlo suavemente…no te resistas, por favor… déjame que pruebe…si te duele mucho o te disgusta pararé, ¿Vale?

Extendió un poco de crema sobre su deseado agujero… introdujo uno de sus dedos lentamente para lubrificarlo… palpó el pene de Carlos, estaba erecto… él se sentiría contrariado, pero su polla estaba muy excitada… untó la punta del consolador con un poco de crema…y volvió a la carga… su sometido se estremecía, pero lentamente fue follandoselo poco a poco… Carlos quería decirle algo…ella decidió que hablase su polla… estaba muy erecta, lo masturbaba a la vez que lo envestía… el sentir la sumisión total de aquella persona llenaba de orgasmos mentales a Ana… ella era delicada, las embestidas eras suaves… sobre su mano vibraba la polla de Carlos… se tumbó sobre él… introdujo pausadamente cada vez más aquel aparato… estaba aprendiendo a penetrar… la perversión en su mente no tenia límites…las manos de Carlos se clavaban a las sábanas en cada empujón… en uno de ellos descubrió la forma de moverse dentro de Carlos y a la vez estimular su clítoris con el roce del suave látex que envolvía su nuevo órgano sexual… su placer comenzó a ser sublime…aceleró sus movimientos…se agarro a los brazos de su poseído… escuchaba los gemidos balbuceantes de Carlos entre el pañuelo que tapaba la boca de éste… el sentido de poseerlo la desbocaba… sus acometidas se descontrolaron… Carlos se retorcía incesantemente, chillaba… paró, algo exhausta,…se tumbo junto a Carlos… su muslo se humedeció, asustada buscó el motivo… sobre la sabana yacían los restos del orgasmo mas inconfesable de Carlos…

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