Cuenta la leyenda de un viejo canalla
que la ginebra no está reñida con una rosa;
ni el buen follador...
con el caballero de la armadura desoxidada.
Que el pirata fue ciego y cojo,
pero por traidor y no por valiente;
ya que jamás contó de sus vidas,
aquellas que le hicieran hincar el diente.